Vamos a comenzar desde cero mi historia, quizás no valga la pena escribir para nadie, pero ese nadie seguro que es más importante que yo, y seguramente, encuentre salidas a lo que yo considero imposible, quizás ese nadie sea capaz de mirarme y ver en mí algo más, algo que nadie puede ver, algo que no veo ni yo, quizás ese nadie me valore, piense en mí antes que en cualquier otra persona, se apiade de mi alma y me haga ver que, si levanto la cabeza y miro arriba, puedo llegar a divisar una mano tendida hacia mí, con intención de ayudarme a seguir mi camino, con intención de hacerme llegar más lejos que cualquier pájaro, que cualquier cometa en el universo, hacer que flote dentro de mí, buscarle salidas a todo lo que me reprime y hace que no sea nada más que un punto en medio de toda esa gente que me abruma y me hace sentirme tan inferior...
Si quiero buscarle un comienzo a mi historia, comienzo bien si digo que no soy nada para nadie, que nací y moriré sola, que mi vida es tan normal como la de cualquier muchacha de mi edad, que sí, tengo gustos que no se corresponden con el prototipo de chica normal, pero así soy, me gusta llamar la atención, me gusta que se fijen en mí, pero sé que no tengo madera de líder, sé que no soy nada, por el echo de que no tengo la suficiente fuerza de voluntad para proponerme nada, no soy lo suficientemente resistente para aguantar el tirón y seguir apretando el nudo que quiero atar en alguna parte lejos de mí, en alguna parte que me haga aprender a vivir mejor, a ser mejor persona y no vivir aferrada a la ilusión de encontrar a alguien especial, porque en el mundo, hay que darse cuenta de que todos y cada uno de nosotros somos únicos, especiales, que vivimos y morimos con la causa de dejar una huella en las personas que están en nuestro alrededor, dejar nuestra huella en ese nadie.
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